La felicidad solo la podemos encontrar dentro de nosotros mismos, no nos la puede dar nada ni nadie, es nuestra decisión y elección. No depende de ningún hombre, ni de ninguna mujer. No debemos estar esperando "ese alguien que nos haga feliz", tenemos que aprender a ser felices con nosotros mismos, y eso es fundamental.
La felicidad se compone de pequeños instantes, que unidos como en una película conforman momentos felices que hacen que la vida valga la pena ser vivida, como debe ser, con alegría, con optimismo, con amor, con pasión, con deseos inmensos de vivir lo que haya que vivir, con toda la intensidad, porque eso es, una oportunidad única, irrepetible y sorprendente, ir por la vida con la frente en alto,con una sonrisa para los demás, dando lo mejor.
Cada persona, decide o no, si quiere ser feliz. actitudes positivas, no darse por vencido, luchar todos los días ante la adversidad. Se puede ser feliz con cosas simples y sencillas que nada tienen que ver con lo material. Dios nos regala cada día la fortuna de existir, el aire, el sol, la luna, las estrellas, el cielo, el mar, las flores, las aves, y no paro de contar, eso sin tener en cuenta todas las cosas buenas que un día nos pueda dar. La vida misma es música, el canto de las aves, el rugir de las olas, el sonido del mar, el crujir de las hojas, el sonido de las gotas de agua al caer, los rayos, las centellas, la lluvia, los huracanes, la naturaleza con sus múltiples fenómenos, entre otras mas, son un concierto y una sinfonía sin igual.
La libertad tiene que ver mas con tu paz interior, no con las cosas que posees, puedes tener mil carencias materiales o por el contrario poseerlo todo, pero si en tu interior no tienes paz, y no eres feliz contigo mismo es muy difícil que te sientas libre. Es aceptar tu presente y tratar de mejorar lo que se pueda, aceptar lo que no, y desde ahí, empezar a trabajar, en pro de lograr lo que quieres, porque si no existieran las dificultades, no tendríamos que esforzarnos para nada.
El perdón es transformador, es un bálsamo, es mágico y maravilloso, pero sobretodo la persona que lo da, nos libera de cargas innecesarias. El ponerse en el lugar de el otro, ayuda a asimilar el porque de las actuaciones de los demás, así mismo perdonar, porque comprendemos lo que en verdad pasa en ese corazón, a conocer su mundo, a entender sus razones, su sufrimiento y su dolor. No guardar nada malo en el corazón, ni remordimientos, ni arrepentimientos. El odio envenena el alma.
Dar el primer paso, lo importante es como actuamos, no como lo hacen los demás. Tratar de llegar a su alma en el momento preciso, con la palabra justa, brindar paz, y consuelo, el empuje que a veces necesitamos, renovar las esperanzas, llenarnos de nuevas energías cuando estas faltan , porque no somos una moneda de oro, no somos perfectos.
Para alcanzar la paz debemos trabajar desde nuestros corazones, operando los cambios necesarios para su fin. Cada día es una oportunidad de hacer la diferencia, para cambiar las cosas que no nos gustan, lo que no nos agrada. Aprender los unos de los otros, compartir, dar amor, limar asperezas, reconocer nuestros errores, enmendar estos mismos y renacer de nuestras cenizas. La humildad es una virtud que debemos cultivar diariamente.
Nada pasa en nuestra vida porque si, todo tiene su razón de ser, siempre debemos escuchar a nuestro yo interior, confiar y apostar por nosotros. Si creemos en nuestra fuerza interior, no habrá nada ni nadie que nos pueda vencer. Es necesario vivir cada día como si fuera el ultimo, porque así puede ser. Y esta, puede ser nuestra ultima oportunidad. ¿LA VAMOS A DEJAR PASAR?
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